Esta técnica está de regreso y te ayudará a lograr un rostro perfilado, similar al contouring.
El mundo del maquillaje y belleza contiene un sinfín de técnicas y trucos para lograr perfilar nuestro rostro sin tener que someternos a una cirugía, entre ellas, el ‘draping’. A pesar de que esta técnica comenzó a usarse desde hace un par de décadas y está de regreso para lograr ese mismo efecto en todos los rostros.
En los últimos años el contouring fue una técnica que se popularizó por las hermanas Kardashian y que consiste en utilizar una paleta de tonos marrones para poder resaltar y perfilar nuestras facciones, en cambio, el draping se vale del color.
¿Qué es el draping?
Esta técnica consiste en esculpir el rostro con tonos claros y oscuros. “aplicar un color más claro arriba [del pómulo] y uno más claro abajo”, explica Luciana Llanos de Cyzone a Vogue. Para este efecto necesitas tu rubor para lograr un acabado fresco, suave y radiante.
Los puntos clave para lograr esta técnica son la estructura ósea de la cara, como la parte superior de los pómulos, las sienes y huesos de las cejas.
Este es el orden para lograr este efecto
El draping es básicamente dibujar una curva como U en tu rostro. Primero toma la tonalidad más clara y aplícala sobre la parte superior del pómulo, desde la manzana de la mejilla y difuminas hasta las sienes con movimientos ascendentes y en círculos.
La tonalidad más oscura irá justo por debajo que el paso anterior para “acentuar” y perfilar tu rostro y lo que no. Después asegúrate de difuminar hasta que no se vea ninguna línea marcada en tu rostro por el contraste de los tonos.