Independencia y empoderamiento: El fuerte significado del labial rojo

Existe una historia perturbadora y de lucha detrás del popular tono.

MÉXICO.- Fuerza, sensualidad, rudeza y erotismo son algunas de las descripciones más sobresalientes al ver un par de labios maquillados de rojo, el cosmético que lleva centenares, y hasta miles de años, causando sensación es actualmente considerado un tono glamuroso, sin emabrgo, esconde una historia repleta de datos perturbadores.

Según información de la revista Mic, el primer registro de la existencia del lápiz labial data del 2.500 A.C. El cosmético se popularizó de la mano de la reina sumeria Puabi de Ur, quien solía ser representada con los labios rojos.

La primera tintura de labios roja estaba hecha de rocas rojas pulverizadas y carbonato de plomo blanco (albayalde), una sustancia tóxica que terminó provocando graves enfermedades e incluso la muerte en quienes lo usaban de manera frecuente.

Según información de Elle, el término “beso de la muerte” fue creado durante esa época, debido a la mezcla altamente tóxica del fucus-algin (tipo de alga), yodo y bromo manita, que era otra mezcla que se usaba comúnmente para hacer al lápiz labial rojo.

Algunas mujeres realizaban actos desesperados para conseguir unos labios colorados, un ejemplo de ello es Cleopatra, quien trituraba escarabajos y hormigas con el fin de obtener cosméticos de color rojo sangre. Por otro lado, pueblo egipcio molía escamas de pescado con la intención de conseguir una textura más brillante.

Bajo la influencia de la reina Isabel I, conocida por su amor a la cosmética, convirtió este tono de labios en su firma y comenzó a popularizarlo en Inglaterra por el siglo XVI, luego de su muerte, se creyó que el lápiz labial, y el polvo que se aplicaba todos los días, la habría terminado matando debido a que contenía plomo blanco. Tras su muerte reportaron múltiples capas de este material en su boca.

Debido a tal situación, la popularidad del cosmético bajó y se le comenzó a atribuir a personas con “moral cuestionable” en Reino Unido. En 1770, el Parlamento Británico declaró oficialmente que las mujeres que usaban lápiz labial y seducían hombres, podían ser acusadas de brujería. De hecho se asumía que el lápiz labial rojo, sólo era para mujeres “de la noche”.

A mediados de 1800, el lápiz labial comenzó a fabricarse en base a cera de abeja y aceite de ricino, haciéndolo más inocuo. Al dejar de ser peligroso, comenzó a resurgir su popularidad con la ayuda de Sarah Bernhardt, comenzó a ser vista como una mujer independiente y glamorosa.

Señal de empoderamiento.

En 1915 su presentación cambió cuando se hizo el primer labial en tubo de metal, ya que antes de eso lo vendían envuelto en papel de seda, desde entonces, millones de mujeres tuvieron acceso a este nuevo y práctico formato, lo que contribuyó a que el labial comenzara a ser visto como una señal de empoderamiento.

“La primera y más famosa manifestación de lápiz labial rojo fue, de hecho, en Nueva York, cuando las sufragistas salieron a las calles, se unieron, y como parte de su desafío y luchar por el voto, todos usaban lápiz labial rojo brillante” señaló Madeleine Marsh, autora de Compacts and Cosmetics, a WNYC.

Tras elevar increíblemente su demanda, compañías como Chanel y Elizabeth Arden, aprovecharon la situación. En ese momento, el lápiz labial rojo significaba independencia para muchas.

Por la década de 1940, el lápiz labial rojo se había convertido en un elemento básico de Hollywood. Sin embargo, por esa época el dictador Adolf Hitler había expresado su disgusto por el cosmético. Esto hizo que se transformara en una especie de declaración política durante la Segunda Guerra Mundial.

Por lo que, mientras Hitler odiaba el tono, grandes personalidades como Marilyn Monroe, Rita Hayworth y Elizabeth Taylor le “declaraban estar en su contra” llevando labios rojos.

Para 1940, el 90% de las mujeres estadounidenses usaba lápiz labial. Esta tendencia había sido alentada con el famoso cartel “Rosie, la remachadora”, personaje que por supuesto llevaba los labios rojos y era un símbolo de las mujeres que trabajaban en fábricas durante la Segunda Guerra, mientras sus maridos estaban lejos. Más tarde, se transformó en un símbolo de feminismo.

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