Hamacas: la cama de aire tejida venida del nuevo continente

El primer registro histórico sobre las hamacas está plasmado en la bitácora de Colón, quien las descubrió en Las Bahamas.

Durante los días de verano es común imaginar una tarde relajada entre dos árboles, comiendo frutas frescas, hidratándonos y meciéndonos sobre una cómoda hamaca tejida.

Esta red de colores, tejida con hilaza de algodón que nos acompaña en días de calor intenso para darnos la sensación de una refrescante brisa, tiene sus orígenes en los senos indígenas del Centro y Sur de América.

Origen de la Hamaca

Y aunque los primeros registros del objeto hayan sido plasmados en 1492, cuando Cristobal Colón descubrió Las Bahamas, y más tarde con mayor detalle en 1537, cuando el cronista español Gonzálo Fernández de Oviedo lo narró su Historia General y Natural de las Indias, las hamacas tienen su origen mucho antes del inicio de la colonización.

La primera teoría parte de Colombia, donde los miembros de la tribu Wayuu obtuvieron sus primeras enseñanzas a partir de observar cómo la araña Waleker tejía su tela en los lechos aéreos al amanecer.

Así pues, siguiendo de forma abstracta los patrones que diseñaba el animal, los indígenas hilaban el algodón en un telar vertical.

Por otro lado, en México lo atañen a la cultura Maya, quienes se ubicaban en Yucatán, al sur del país, donde aseguran que los artesanos entrelazaban ramas de la corteza del árbol hamack para crear estas camas de aire, que más tarde se utilizaría el hilo de sisal, una planta fibrosa de tipo agave, con la que sustituyeron el hamack.

Actualmente, las hamacas dejaron de ser de uso exclusivo para las comunidades indígenas o tropicales y ahora abundan en diversos lugares, y son referente de relajación.

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