Esta metidación se ha vuelto muy popular y controversial en los últimos tiempos.
El mundo de la meditación cuenta con diversos tipos, desde el zen hasta el yoga. Sin embargo, hay una en específico que se ha vuelto muy popular y controversial en los últimos tiempos, y hablamos sobre la meditación orgásmica.
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¿Qué es la meditación orgásmica?
Esta meditación consiste en que tu pareja acaricie suavemente el cuadrante superior izquierdo de tu clítoris durante 15 minutos con el objetivo de eliminar cualquier distracción y solo disfrutar de la sensación de placer.
Miranda Christophers, psicoterapeuta especializada en sexo y relaciones, explicó las diferencias entre la estimulación sexual habitual y la meditación orgásmica a Cosmopolitan.
“La meditación orgásmica tiene que ver con el aspecto de la atención plena. Se trata de ser consciente de que pueden surgir otros pensamientos, pero tienes que apartarlos y volver a concentrarte exclusivamente en la sensación. Se trata de enfocarte en el cuerpo más que en la mente y realmente notar la sensación.
Sus beneficios:
Esta práctica está centrada en el placer femenino y cuenta con diversos beneficios para aquellos que buscan una experiencia más profunda con su cuerpo.
“Tiene muchos beneficios enfocar el cuerpo en las sensaciones y puedes incluir el tacto genital. Esto puede progresar hacia el autoplacer consciente o la masturbación consciente. Si experimentan una disfunción sexual, como el vaginismo, es una forma de estar realmente presentes en su cuerpo, sintiendo las sensaciones y permitiendo que la excitación aumente”, explica Christophers.
A pesar de que es común de que la meditación orgásmica sea vendida como una experiencia en pareja, la doctora Holly Richmond, psicóloga somática y terapeuta sexual, señala que una mujer puede realizar este acto sola.
“Esta práctica crea una intención en torno a la sexualidad para enfocarse realmente en cómo puedes sentirte mejor en tu cuerpo. El mejor sexo empieza por conocernos a nosotros mismo, nuestra propia exploración corporal y lo que nos hace sentir bien sin la proyección de lo que le hace sentir bien a otras personas”, dice.