Bailar con los abuelos es terapéutico, señala estudio

Además refuerza la unión fraternal.

El baile puede ser una manera excelente para generar unión entre abuelos y nietos, al menos así lo asegura un estudio.

Un investigación israelí encontró que bailar con la abuela bien puede ser otra actividad para agregar a la lista de cosas que hacer cuando la epidemia de Covid-19 haya pasado.

Numerosos estudios han demostrado que la actividad física regular ayuda a mejorar la salud física y mental de las personas mayores. No obstante, éstos suelen hacer menos ejercicio debido a lo difícil que puede ser después de cierta edad.

El baile: la excusa perfecta

Marcando el comienzo de una nueva alternativa, investigadores israelíes de la Universidad de Haifa y el Kibbutzim College han probado los beneficios de la Terapia de Movimiento de Danza (DMT) en personas mayores.

Desarrollado en la década de 1960 por la Asociación Estadounidense de Terapia de Danza, DMT hace uso de movimientos de danza para estimular las funciones cognitivas, emocionales y motoras.

En un nuevo estudio, los investigadores se propusieron evaluar los posibles beneficios del DMT en las personas mayores y sus nietos.

El experimento, detallado en la revista “Frontiers in Psychology”, contó con la participación de 16 especialistas en DMT (todos ellos mujeres) que participaron en tres sesiones de baile libre con sus abuelas que duraron entre 10 y 15 minutos.

Cada una de las tres sesiones de baile, que se extendieron a lo largo de tres semanas, tuvo lugar en la casa de la abuela. Se realizaron entrevistas cualitativas con las abuelas y nietas, y los participantes también llenaron una especie de “diario” en el que registraron sus emociones.

Al analizar todos estos elementos, el autor principal del estudio, el Dr. Einat Shuper Engelhard, descubrió que entre las abuelas, la danza promovía sentimientos positivos y mejoraba el estado de ánimo.

En cuanto a las nietas, la danza cambió su perspectiva sobre el envejecimiento y las ayudó a sobrellevar la eventual muerte de sus abuelos. Ambos grupos expresaron su gratitud y sintieron que su conexión era más fuerte después de las sesiones.

Según Shuper Engelhard, los estrechos vínculos entre los participantes jugaron un papel clave en el éxito del experimento.

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