Cómo la preocupación afecta tu cuerpo

Así es, las preocupaciones y el estrés también enferman.

En ocasiones nos sumergimos tanto en las situaciones del día a día que no nos damos cuenta de lo estresados que estamos viviendo. Las preocupaciones en el trabajo, las deudas, los problemas con familiares, etc.

En ocasiones dicho estrés comienza a cobrar factura a nuestro cuerpo, es por tal motivo que debes comenzar a poner atención a las señales.

Cómo la preocupación afecta tu cuerpo

¿Cuánto es demasiado?
Todos nos preocupamos de vez en cuando, pero si no puede sacudirlo después de unas semanas o comienza a interponerse en su trabajo normal o en su vida familiar, hable con su médico. Puede afectar su salud y podría estar relacionado con un trastorno de ansiedad. La terapia, los medicamentos y otras estrategias pueden ayudar.

Sistema nervioso
Esta red de mensajería está formada por su cerebro, médula espinal, nervios y células especiales llamadas neuronas. Preocuparse demasiado puede desencadenar la liberación de "hormonas del estrés" que aceleran la frecuencia cardíaca y la respiración, aumentan el nivel de azúcar en la sangre y envían más sangre a los brazos y las piernas. Con el tiempo, esto puede afectar su corazón, vasos sanguíneos, músculos y otros sistemas.

Músculos
Cuando está preocupado por algo, los músculos del hombro y el cuello pueden tensarse y eso puede provocar migrañas o dolores de cabeza por tensión. Las técnicas de masaje o relajación, como la respiración profunda y el yoga, pueden ayudar.

Respiración
Si está muy preocupado, es posible que respire más profundamente o con más frecuencia sin darse cuenta. Si bien esto generalmente no es un gran problema, puede ser grave si ya tiene problemas respiratorios relacionados con el asma, enfermedades pulmonares u otras afecciones.

Corazón
Si se mantiene el tiempo suficiente, algo tan pequeño como una inquietud persistente en el fondo de su mente puede afectar su corazón. Puede hacerlo más propenso a tener presión arterial alta, un ataque cardíaco o un derrame cerebral. Los niveles más altos de ansiedad pueden desencadenar esas hormonas del estrés que hacen que su corazón lata más rápido y más fuerte. Si eso sucede una y otra vez, sus vasos sanguíneos pueden inflamarse, lo que puede provocar el endurecimiento de las paredes de las arterias, niveles de colesterol no saludables y otros problemas.

Azúcar en la sangre
Cuando está preocupado por algo, las hormonas del estrés también le dan una ráfaga de combustible (en forma de azúcar en la sangre). Esto puede ser algo bueno si necesita huir del peligro, pero ¿qué sucede si no usa ese combustible? Su cuerpo normalmente lo almacena para usarlo más tarde. Pero a veces, si tiene sobrepeso o diabetes, por ejemplo, su nivel de azúcar en sangre puede permanecer demasiado alto durante demasiado tiempo. Esto puede provocar enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares o enfermedades renales.

Sistema inmunitario
Si su cuerpo se ve afectado por los efectos físicos de la preocupación, es posible que no combata los gérmenes también. El solo hecho de pensar en las cosas que le hicieron enojar o deprimir en el pasado puede pasar factura. Puede hacer que le resulte más difícil defenderse de la gripe, el herpes, el herpes zóster y otros virus.

Estómago
Puede sentir "mariposas" en el estómago cuando está nervioso; en momentos más graves, puede sentir náuseas o incluso vómitos. Si esto sucede con frecuencia, puede provocar dolor de estómago y llagas en el revestimiento del estómago (úlceras). Y si comes muchos alimentos con alto contenido de grasa y azúcar, tu estómago tiene que trabajar más para digerirlos y eso produce más ácido. Esto puede causar reflujo ácido, cuando el ácido fluye hacia la garganta.

Intestinos
La inquietud constante puede afectar sus hábitos intestinales: podría tener diarrea o tener dificultades para ir al baño. La dieta, el ejercicio y los medicamentos de venta libre a menudo pueden ayudar, pero es posible que pueda evitar que ocurran estos problemas si encuentra formas de calmar su ansiedad.

Salud sexual
La preocupación puede cansarlo y distraerlo, por lo que está menos interesado en el sexo. A largo plazo, puede reducir los niveles de la hormona sexual testosterona en un hombre. Eso puede afectar el desarrollo de los espermatozoides y ralentizar o detener la respuesta normal de su cuerpo cuando quieren tener relaciones sexuales. Para las mujeres que han pasado por la menopausia, puede empeorar los sofocos y los problemas de sueño.

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