Alimentación Emocional: Descubre cómo gestionarla y mejorar tu relación con la comida

También conocido como “emotional eating”, es un fenómeno que involucra nuestras emociones y nuestro hábitos alimenticios.

La alimentación emocional, también conocida como emotional eating, es un fenómeno común en el que las emociones influyen en nuestros hábitos alimenticios. En momentos de estrés, tristeza, ansiedad o aburrimiento, es común recurrir a la comida como una forma de aliviar o calmar nuestras emociones. Sin embargo, esta práctica puede llevar a una relación poco saludable con la comida y afectar negativamente nuestra salud y bienestar. 

Se trata de un patrón de comportamiento en el que utilizamos la comida como una manera de lidiar con nuestras emociones en lugar de comer por hambre física o necesidad nutricional. En lugar de alimentarnos de manera consciente y equilibrada, recurrimos a alimentos reconfortantes, altos en calorías y poco saludables para aliviar el estrés, calmar la ansiedad o llenar un vacío emocional. Esta práctica puede llevar a comer en exceso y a sentirse culpable después, lo que crea un ciclo negativo que afecta nuestra salud física y emocional.

Causas de la alimentación emocional

La alimentación emocional puede tener diversas causas, y es importante identificarlas para poder abordarlas de manera efectiva. Algunas de las causas comunes incluyen el estrés crónico, la ansiedad, la depresión, el aburrimiento, la soledad y la falta de habilidades para manejar las emociones de manera saludable. Además, factores externos como el entorno social y cultural, la publicidad de alimentos poco saludables y la disponibilidad de comida rápida y altamente procesada también pueden influir en nuestros hábitos alimenticios.

¿Cómo podemos controlarlo?

Aprender a controlar la alimentación emocional es un proceso que requiere tiempo, paciencia y autoconocimiento. Aquí hay algunas estrategias que pueden ayudarte a gestionarla de manera más efectiva:

Identifica tus desencadenantes emocionales: Presta atención a las situaciones o emociones que te llevan a comer emocionalmente. Mantén un diario de tus hábitos alimenticios y emociones para identificar patrones y desencadenantes.

Encuentra alternativas saludables: Busca formas de lidiar con tus emociones que no involucren la comida. Practicar la meditación, el yoga, el ejercicio o hablar con alguien de confianza puede ser útil para liberar el estrés y la ansiedad.

Come de manera consciente: Aprende a escuchar las señales de hambre física y saciedad de tu cuerpo. Come lentamente y presta atención a las sensaciones de tu cuerpo mientras comes.

Evita las restricciones excesivas: Prohibirte ciertos alimentos puede aumentar el deseo de comerlos emocionalmente. Permítete disfrutar de tus alimentos favoritos de manera moderada y sin culpas.

Busca apoyo profesional: Si sientes que la alimentación emocional está afectando negativamente tu bienestar, considera buscar el apoyo de un profesional de la salud, como un nutricionista o terapeuta, que pueda ayudarte a abordar este tema de manera más profunda.

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